Fallida película filipina estrenada por Netflix. Del director Carlo Ledesma. Una película de zombies prácticamente sin zombies.
Por Nicolás Bianchi
Ahí afuera, o Outside, tiene un comienzo prometedor, como suele suceder con las películas de zombies. En este caso, los sobrevivientes que presenta el film son los miembros de una familia prototípica de varón, mujer y dos hijos. En una de las primeras secuencias, el padre Francis (Sid Lucero), debe ajusticiar a sus propios progenitores, que ya han sido infectados.
Además de producir un primer impacto, esta escena establece una serie de reglas no del todo convencionales para los relatos de zombies. En primer lugar, estos muertos vivos no han perdido ni aumentado sus capacidades físicas por lo que pueden correr, saltar y realizar cualquier movimiento como si no se hubieran transformado. También hablan. En particular, cada zombie se ha quedado tildado con una sola frase que repite eternamente (algunos dicen cosas como “corran” o “huyan”, mientras que otros dicen “perdón” o “gracias”).
Hasta aquí, todo bien. Pero el personaje de Iris (Beauty González), la madre de esta familia, deja entrever que el nudo va por otro lado. Esta mujer es como un cliché antiguo. Se muestra disconforme con todo, sobre todo con cualquier cosa que hace su marido Francis. Después de otra escena atractiva que transcurre en un puente, donde los personajes se enfrentan a otro grupo de zombies, esta familia se refugia en una granja.
Por medio de algunos flashbacks que se presentan a modo de pesadillas, Ahí afuera empieza a contar que Francis arrastra un trauma de la infancia. Su padre lo maltrataba o golpeaba o algo así. Entonces, poco a poco su personaje se comienza a transformar en ese lejano recuerdo. Los zombies quedan de lado, y la película se convierte en un relato de supervivencia de una madre y sus dos hijos que están encerrados con alguien que no está mentalmente bien.
Las promesas de ver una buena película de acción, zombies y terror se desvanecen en el aire. El tedio se apodera por completo del relato. Encima, el film cuenta con una duración de dos horas y veinte minutos. Es demasiado tiempo para los escasos recursos que se presentan. No hay más ideas, sino un conjunto de escenas televisivas de esas que están para estirar las series sin que avance la trama.
En definitiva, Outside desperdicia su comienzo interesante para convertirse en otra cosa. Se podría haber contado la misma historia sin los zombies, y quizás el resultado final hubiera sido más digno. Lo que hace el film es prácticamente un engaño. Es una película de zombies sin zombies. O, lo que es peor, donde los zombies no importan.
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