Dirigida por Natalie Erika James. Cuenta algunos episodios que suceden inmediatamente antes de la historia contada por Roman Polanski.
Por Nicolás Bianchi
El punto de partida de Apartment 7A es difícil. Rosemary´s baby es una de las mejores películas de la historia del cine y está en el top del género de terror. Por lo tanto, este film pertenece a un universo que está delimitado por una obra maestra. O sea, en el mejor de los casos va a ocupar un rol secundario o complementario. Más allá de estas limitaciones iniciales, la película cuenta de manera digna una historia previa al de 1968.
Terry Gionoffrio (Julia Garner) es una bailarina que emigró a New York desde el interior de Estados Unidos para triunfar como bailarina. Su incipiente carrera se ve impedida cuando sufre un accidente terrible en un escenario durante un espectáculo. Terry se fractura un tobillo y su caso se torna célebre en el ambiente. Ahora bien, la joven no está dispuesta a abandonar y se muestra decidida a cumplir con sus objetivos.
En su peor momento, cuando ya no puede afrontar el alquiler de un departamento y vive de prestado gracias a su compañera Annie (Marli Siu), Terry recibe una oferta que no puede rechazar. Después de una noche en la que mezcla pastillas y alcohol despierta en el hogar de los Castavet, Minnie (Dianne Wiest) y Roman (Kevin McNally). Esta pareja vive en un espacioso edificio de departamentos y le ofrece a Terry ocupar una unidad al lado de ellos, sin necesidad de pagar el alquiler. Según dicen, a ellos les gusta ayudar a quienes atraviesan dificultades.
En ese mismo edificio habita Marchand (Jim Sturgess), director de teatro a cargo de la obra en la que Terry busca bailar. Todo cierra para la joven bailarina. Por supuesto, este edificio es el mismo que habita la comunidad adoradora de Satán que se presenta en la película de Polanski. De hecho, los personajes de los Castavet están representados a la perfección. Sobre todo, la gestualidad y la forma de hablar de Minnie recrean la composición de Ruth Gordon en los 60.
A propósito de esto, si bien sucede antes, la historia de Apartment 7A tiene la misma forma que la de Rosemary. Terry llega al edificio, queda embarazada y empieza a vivir situaciones extrañas. Hay pesadillas, presencias y episodios que solo se pueden explicar por la presencia de algo maligno. Al mismo tiempo, su carrera profesional comienza a tomar vuelo.
Apartment 7A recrea bien, desde lo visual, la época en la que transcurre la historia de Rosemary. Además, personajes como el de Terry o los Castavet, más allá de que sean prácticamente una copia, se presentan de manera sólida. No funciona del todo bien el rol de Marchand y no se terminan de explotar otros personajes secundarios como el de Vera (Rosy McEwen, destacadísima en Blue Jean), la bailarina que compite con la protagonista.
En definitiva, este film no está a la altura de una comparación con El bebé de Rosemary. Es otra cosa, un relato menor, por momentos bien contado, que resulta respetuoso de su fuente madre. Tampoco tiene un componente de terror logrado, aunque sí hay un par de secuencias bien desarrolladas como, por ejemplo, la del final. Es de esperar que resulte disfrutable para los fans del film original y completamente olvidable para el resto del público.
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