El director Tim Burton reúne a varios de sus actores predilectos y su actual pareja en un relato que vuelve sobre el simpático demonio que habita el otro mundo.
Por Nicolás Bianchi
La nueva película de Burton es una continuación del film original de 1988 que mantiene el espíritu de comedia cercano al musical. Una de las principales virtudes de este film es la forma en la que su trama delirante fluye. Además de una selección de temas que incluye a Bee Gees, Richard Marx y Scott Weilland, entre otros, las imágenes muestran un desfile de estrellas de Hollywood. Esto también es parte del encanto.
En principio, las protagonistas de esta historia son Lydia Deetz (Winona Ryder, reina del mundo Burton) y su hija Astrid (Jenna Ortega, heredera dark desde su papel central en la serie Merlina o Wednesday). El padre de Lydia, abuelo de Astrid, ha muerto en un accidente bizarro. Entonces, ambas se reúnen con la abuela y ahora viuda Deelia (Catherine O´Hara) para organizar el funeral. Estos días en un pequeño pueblo se complican cuando la joven Astrid se enamora de Jeremy (Arthur Conti), un fantasma que guarda algunos secretos peligrosos.
Entonces, Lydia debe recurrir a la ayuda de su viejo amigo (o enemigo), el demonio Beetlejuice (o Bitelchús, en España). Este ser habita un inframundo que es un espacio de tránsito para las personas que mueren. Allí se combinan un sistema burocrático y legal férreo con una suerte de ambiente alegre. Como en otras películas de Burton, la muerte no es algo tan terrible. Se trata simplemente de un pasaje hacia otro lugar.
Además, este mundo de almas en pena, y no tanto, cuenta con otra trama que avanza al mismo ritmo que la anterior. Beetlejuice es perseguido por su ex mujer Delores (Monica Bellucci), que cuenta con el poder de succionar el alma de todo tipo de seres. De esta otra aventura también participan el policía Wolf Jackson (Willem Dafoe) y un empleado de mantenimiento encarnado por Danny DeVito.
Ambas historias avanzan de forma delirante hasta colisionar. Para ello, hay personajes que van y vuelven entre ambos mundos. La película está contada con gran ritmo y todas las actuaciones están contenidas de una manera correcta. Ryder y Ortega son las princesas oscuras de este mundo, mientras que Bellucci ocupa el rol de villana. De alguna manera, las tres deben enfrentarse con parejas que las dañan.
Con respecto a esto, Lydia es acompañada por Rory (Justin Theorux), quien le propone matrimonio durante el funeral de su padre. Es evidente que este personaje tiene una agenda oculta, en sintonía con lo que ocurre con los jóvenes Astrid y Jeremy. A su vez, Beetlejuice es un personaje ambiguo pero querible, aunque también es culpable de complicar la vida de su mujer. De todas maneras, no hay que excederse con el análisis. Beetlejuice Beetlejuice es una película festiva que ofrece diversión, música, disparates y acción. Y lo hace muy bien.
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