Película dirigida por Fede
Álvarez (Evil Dead, Don’t Breathe), quien comparte créditos como co-escritor
del guión junto a Rodo Sayagues. Se estrenó en cines tanto en los Estados
Unidos como en México el pasado 15 y 16 de agosto, recaudando hasta la fecha $121.8
millones de dólares en taquilla a nivel mundial.
Sinopsis:
Mientras hurgan en los escombros
de una estación espacial abandonada, Rain (Cailee Spaeny) y un grupo de jóvenes
colonos espaciales se encuentra cara a cara con la forma de vida más aterradora
de todo el universo.
Comentarios generales:
Si bien la franquicia de “Alien”
no ha sido tan explotada como algunas otras, lo cierto es que el llegar a una
séptima entrega complica a cualquiera que pretenda hacer algo con esta y más
tras unos 2010s que no dejaron del todo satisfechos a muchos fans con las
películas ofrecidas. Por ello es que Alien: Romulus tenía un gran peso a sus
espaldas debido a que daba la impresión de que, si no salían bien las cosas, la
franquicia corría el riesgo de ser congelada por tiempo indefinido (al menos en
cines); sin embargo, tras lo visto es claro que eso no va a ocurrir.
Ya que lo traído por Fede Álvarez
regresa a las bases de las primeras dos películas para ofrecernos una historia que
se sienta familiar pero a la vez tenga un aire de modernidad como para no caer
en lo anticuado. Centrándose nuevamente en un desarrollo dentro de una nave con
la se pueda replicar la estética característica de la franquicia, apostar más por un ambiente de peligro constante y lograr generar
un tono oscuro que logre potenciar la amenaza que representa el Xenomorfo
en todas sus facetas para que no quede relegado a un plano secundario.
Algo por lo cual realmente las
acciones avanzan con relativa rapidez desde la primera media hora y gracias a
eso ciertas cuestiones personales entre los personajes no son fastidiosas,
dándole así el espacio necesario a la amenaza central mientras poco a poco se nos van presentando conexiones con otras entregas. Logrando
con esto un buen ritmo que con el pasar de los minutos solo se vuelve más
dinámico conforme el Xenomorfo va haciendo acto de presencia, añadiendo
momentos de impacto necesarios y también brindándonos cierta información sobre
su comportamiento o evolución que no habían sido expuestos en pantalla
anteriormente, tales como la forma de detectar a sus presas o cómo madura tan
rápido tras salir de su huésped.
Llevándonos así a un segundo acto
que, además de estar lleno de sutiles referencias, también presenta un importante dilema entre Rain y su “hermano” Andy que añade un
toque emocional a las cosas. Ayudando con esto a que cada momento de riesgo
pueda contar con un nivel de tensión adecuado ante las decisiones que tiene que
tomar el propio Andy por el bien de la humanidad y con ello se nos muestren
algunas de las mejores escenas de acción que dejan en manifiesto el impecable
aspecto técnico del filme.
Hasta ahí todo es sobresaliente, sin
embargo, con la parte final puede que tengamos lo más divisivo. No tanto porque
sea mala, sino porque lo presentado puede considerarse demasiado extravagante y
diseñado para satisfacer teorías de los fans; aunque en general creo que es
entretenida por la fuerza que le imprime a los minutos finales y porque le da
cierta claridad a lo que Ridley Scott puso sobre la mesa con “Prometheus”.
Con respecto a las actuaciones
hay que decir que tenemos a un elenco sólido, no espectacular, pero si lo
suficientemente competente para sobrellevar las cosas sin muchos problemas.
Siendo Cailee Spaeny y David Jonsson (Andy) quienes más destacan por una
peculiar relación de “hermanos” que en todo momento se ve puesta a prueba gracias
a la naturaleza de ambos.
Y en cuanto a la producción nos topamos con una factura de primerísimo nivel: el trabajo de
fotografía es muy bueno, la dirección de arte impecable, cuenta con un buen score,
el trabajo de sonido es espectacular, los efectos son estupendos y la labor de
maquillaje está bien cuidada.
Opinión final: Alien: Romulus me
gustó bastante. Película que regresa a las bases de la franquicia para ofrecer
un espectáculo de gran nivel.
Ojometro:
*****