Precuela dirigida por Natalie
Erika James, quien comparte créditos como co-escritora del guión junto a
Christian White y Skylar
James. Se estrenó a nivel mundial directamente en Paramount+ el pasado 27 de
septiembre, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.
Sinopsis:
Terry Gionoffrio (Julia Garner)
es una bailarina lesionada que atraviesa por un mal momento, hasta que un día
se encuentra a una peculiar y acomodada pareja de ancianos que le darán un
hogar sin saber que estará rodeada de fuerzas oscuras que no puede comprender.
Comentarios generales:
Hacer una precuela de “Rosemary’s
Baby” era un movimiento muy arriesgado debido a que la obra maestra de Polanski
se sostiene por si sola y no necesita expandirse más allá de esos 137 minutos
de duración, además de que al ya no existir el factor satánico sorpresa del
final no hay manera de lograr los mismos resultados. Simplemente es un producto
de su tiempo con todo lo que eso conlleva, dejando así a Apartment 7A en una
posición compleja de la que realmente nunca sabe cómo alejarse por completo.
Ya que lo presentado por Natalie
Erika James en cierta forma es una historia que básicamente nos quiere contar
lo mismo que el filme de 1968 desde la perspectiva de otro personaje y eso
significa un hándicap en contra dado a que desde el primer minuto sabemos lo
que va a ocurrir, lo cual provoca que la experiencia sea vuelva pesada muy
rápido. Además a eso hay que agregarle que durante los primeros 35/40 minutos la
directora no tiene mucha prisa por explotar el terror y recarga todo el
desarrollo hacía el drama, mostrándonos escenas en las que hay pocas cosas de
interés que justifiquen la existencia de esta precuela para el espectador.
Simplemente todo se lleva a cabo
según el librito, aunque durante el segundo acto se empieza a notar un poco más
de ambición en la construcción de determinados momentos para tratar de añadir
cierta potencia. Sobre todo cuando el tema satánico se expone de
manera más predominante y se nos ofrecen ciertos pedazos de información sobre
las acciones del culto; sin embargo, esto solo es tratado de una manera
bastante superficial y rápidamente volvemos a caer en la dinámica predominante
llena de dudas con respecto hacía si el enfoque debe de irse con la locura de la
protagonista o de plano se debe de seguir manteniendo un límite en lo que se muestra en pantalla para apostarlo todo con una
parte final más explosiva.
Siendo lo segundo lo que se
termina dando y eso nos lleva a los que son los minutos de mayor intensidad.
Donde nuestra protagonista por fin muestra un quiebre emocional y mental que
ayuda a generar la tensión suficiente para poder magnificar el aspecto satánico
y así por lo menos brindar un desenlace que deja buenas sensaciones a pesar su
predictibilidad.
Respecto a las actuaciones hay
que decir que este es probablemente el rubro que termina salvando a la película
de hundirse por completo, ya que Julia Garner lo hace bien y poco a poco su
personaje se va ganando tu empatía ante una situación de la cual ella
simplemente jamás tiene algún tipo de control. Mientras que Dianne Wiest (Minnie
Castevet) nos trae un personaje excéntrico que a la vez puede resultar perturbador.
En cuanto a la producción
claramente se puede notar una factura de película para streaming: el trabajo
de fotografía cumple, la dirección de arte no está mal, el score es poco
convincente, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son simples y la labor
de maquillaje discreta.
Opinión final: Apartment 7A está
pasable. Una precuela innecesaria que probablemente solo sirva para que las
nuevas generaciones sientan curiosidad por ver “Rosemary’s Baby”.
Ojometro:
***