Película dirigida por Alexandre Aja (High Tension,
Crawl), cuyo guión fue co-escrito por KC Coughlin y Ryan Grassby. Se estrenó en
cines dentro de los Estados Unidos y México a finales de septiembre, mientras
que hizo lo propio en VOD el pasado 11 de octubre.
Sinopsis:
Una madre (Halle Berry) y sus dos pequeños hijos
llevan siendo atormentados por un malvado espíritu durante años en su casa en
medio del bosque. Aunque pronto su seguridad y sus alrededores se verán
comprometidos cuando uno de los niños empieza a cuestionar si dicha maldad es
real.
Comentarios generales:
Existen películas que acaparan los reflectores y
otras que solo las conocen quienes las hicieron; sin embargo, también hay
películas que por diversas razones terminan naufragando en la medianía
esperando a que puedan hacer algo de ruido entre los fans y así no terminar en
la total intrascendencia. Una situación que a ninguna producción le gusta tener
que atravesar, pero que puede pasarle a cualquiera incluso teniendo
aparentemente todo a su favor y eso fue lo que ocurrió con Never Let Go.
Ya que Alexandre Aja nos trae algo que en el papel tenía
todos los elementos necesarios para hacer ruido gracias a su historia con enfoque
minimalista dentro de un escenario post-apocalíptico y al menos durante los
primeros 30 minutos las cosas parecen ir hacía ese rumbo debido a que la dinámica
familiar rápidamente te convence de los riesgos existentes gracias a la
extravagancia y rigidez con la que viven su día a día. Logrando generar una
atmósfera solitaria que, al combinarla con la angustia permanente de la madre,
magnifica el peligro que hay en el bosque y con ello cada escena va
incrementando el misterio que hay detrás de todo esto.
Lo malo es que una vez que empiezan los
cuestionamientos por parte del hijo las cosas poco a poco van perdiendo fuerza
y en gran parte se debe a que no existe la capacidad para mantener las dudas de
manera estable, lo cual obliga a tener que utilizar ciertos recursos cuyo
nivel de efectividad no es suficiente como para evitar que la película caiga
en un gran bache. Provocando que la tensión acumulada durante la primera media
hora desparezca por completo y la locura de la madre pase de ser algo
enigmático a algo fastidioso gracias a que no existe demasiada profundización
sobre su pasado, volviendo así cada vez más predecible lo que ocurre y por lo
consiguiente que el ritmo se haga cansino.
Una situación que básicamente obliga a tener que
apostar por un suceso sorpresivo con la esperanza de poder sacudir un poco las
cosas y añadir impacto en la parte final por medio de un conflicto entre los
hermanos. Algo que en cierto modo se logra dar, aunque sin la potencia
suficiente como para que el desenlace resulte convincente.
Las actuaciones están bien, siendo Halle Berry
quien más destaca como esta madre con muchos traumas que logra durante algunos
minutos poner en duda si lo que ocurre es real o solo producto de su locura.
Mientras que en producción vemos una buena factura: el trabajo de fotografía es
lo mejor de la película, la dirección de arte está bien cuidada, el score no es
nada del otro mundo, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son simples y
la labor de maquillaje discreta.
Opinión final: Never Let Go está ok. Película que
prometía un poco más y al final se queda como algo de lo que casi nadie se va a
acordar en un par de meses.
Ojometro:
***