Floja película de terror con la actriz del momento. Es mejor volver a los clásicos y no perder tiempo aquí.
Por Nicolás Bianchi
Ni el guión de Andrew Lobel ni la dirección de Michael Mohan logran explotar a una de las actrices de Hollywood más populares de la actualidad. Sidney está haciendo de todo: papeles difíciles como el de Reality (2023), películas de superhéroes como Madame Web (2024), comedias como Anyone but you (2023) y, ahora, terror. Pero en este frenesí prolífico solo Reality destaca como un producto de valor.
Immaculate falla por distintos motivos. El film comienza con la introducción típica del género donde lo que se presenta es el peligro o el monstruo. En este caso, ese lugar lo ocupa un convento ubicado en Italia. De noche una joven roba las llaves del portón del lugar para intentar escapar. Pero no lo logra y las consecuencias son drásticas. En principio, el carácter de lo que la detiene no queda del todo claro. Podría ser sobrenatural o no.
Después de los títulos comienza la historia de Cecilia (Sweeney), la monja que viene a reemplazar a aquella que vimos anteriormente. En este caso, se trata de una joven estadounidense con un pasado que incluye una experiencia entre traumática y milagrosa. Se trata de una persona convencida de lo que está haciendo, de fe. Pero no hay mucho más sobre el personaje.
Con respecto a esto último, el guión es precario tanto con los detalles como con lo central. Por ejemplo, abandona muchas de las ideas que propone. Cuando Cecilia llega el idioma parece una barrera, ya que ella no habla italiano y hay pocas monjas que hablan inglés. Cuando la situación se espese un poco eso va a ser dejado de lado por completo. Lo mismo sucede con algunos personajes que Cecilia conoce al llegar al convento.
En su estadía en este lugar la protagonista tiene aliadas y adversarios. Las jóvenes italianas Gwen (Benedetta Porcaroli) y Mary (Simona Tabasco) son, con distintos estilos, sus amigas. Jóvenes de la misma edad que están en una situación similar a ella. A su vez, la plana mayor de esta institución eclesiástica está conformada por la madre superiora (Dora Romano), el cardenal (Giorgio Colangeli) y el padre Tedeschi (Álvaro Morte, el profesor de La casa de papel).
Evidentemente hay algo siniestro en este convento. Cecilia se ve sometida a algunas situaciones de tensión, aunque menores, hasta que se produce una gran relevación: la joven, que es virgen, está embarazada. A partir de ese momento todo se descalabra. La película es atolondrada para avanzar y va descartando personajes. Nunca queda claro el objetivo de Cecilia en la vida. Cuando todo se complica esto se limita a sobrevivir, pero sin más que eso.
Además, la película falla en los detalles. La protagonista, en una escena, pasa de estar tirada gritando por un dolor paralizante a correr a toda velocidad por la campiña. Antes, una monja que había sido encerrada en un ataúd prende fósforos, solo para que los espectadores la puedan ver (esos elementos no habían aparecido antes y no tiene sentido que los use en ese momento). Nuevamente, a raíz de su embarazo no queda claro si Cecilia está más débil o más fuerte. Tampoco tiene mucho sentido el plan de los personajes que provocan el embarazo.
Immaculate falla por completo. Volver a ver Rosemary´s baby (1968) es mucho mejor plan.
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