Primera película de Chris Nash. Fusiona una mirada artie sobre el terror con explosiones gore. Un nuevo giro sobre el género del slasher.
Por Nicolás Bianchi
En primer lugar, In a violent nature combina dos impulsos que provienen de distintas épocas. Los slashers extremadamente violentos se consolidaron como sub género del terror a partir de películas como Halloween (1978) y The Texas Chainsaw Massacre (1974). Hay elementos de ambas y una lógica similar en la estructura en este primer film de Nash. Pero además, hay una búsqueda visual artie o aesthetic, para usar términos de moda. Esta nueva tendencia del cine de terror se puede ver desde hace aproximadamente una década (The witch, de Robert Eggers, es una muestra cabal de esto).
Por lo general, las películas de este tipo se asociaban con la baja calidad. Esto se podía deber a la falta de presupuesto, de talento o de ambas. Además, se correspondía con una mirada similar a la del punk. Hay quienes dicen que para tocar punk hay que hacerlo intencionadamente mal. Lo mismo sucede con las películas de terror en las que un personaje masacra a otros. Bueno, todo esto, que en verdad denota estupidez, es dejado de lado por In a violent nature.
Desde el primero momento, el film propone una mirada particular. Además, la información escasea y el espectador debe ir juntando los pedazos que, cada tanto, se presentan para armar el mapa general. Lo cierto es que unos jóvenes toman un pendiente que estaba colgado en una cabaña en medio del bosque. Rápidamente, queda claro que no deberían haber hecho eso.
Como consecuencia de esa acción, surge del barro y la suciedad un monstruo semi humano. Hay algo de personajes icónicos como Jason Vorhees o Michael Myers en él. Esta cosa no habla. Simplemente avanza y destruye. Su rasgo más prominente es una fuerza bestial. Ahora bien, la película lo introduce de a poco. En una de las primeras escenas, el monstruo es seguido por la cámara desde atrás. Y el primer ataque se resuelve con una elipsis.
Todos estos artilugios dejan en claro que Nash, más que contando una historia, está jugando con distintos elementos de un género. De hecho, casi que prescinde por completo de las actuaciones. A propósito de esto, el personaje central solo camina y mata, apenas en algún momento gruñe. Los demás personajes, las presas, apenas están desarrollados y cuentan con un puñado de líneas de diálogo que tienen una función informativa.
No hay una historia muy importante ni interesante detrás de todo esto, pero la película no deja de ser atractiva en ningún momento. La forma en la que el personaje masacra a sus víctimas es creativa y extremadamente violenta. Es un monstruo al que no le alcanza con matar. Lo que busca es destruir por completo los cuerpos de quienes, supuestamente, le han generado un problema. Y no hay ninguna posibilidad de negociación o diálogo.
En la crítica y en los fanáticos del terror, In a violent nature ha generado opiniones dispares. En particular, resulta un experimento interesante, con algunos logros visuales y narrativos considerables. Es improbable que de aquí surja una nueva saga. Pero para Nash sirve de presentación. No sería extraño que este director tenga una nueva oportunidad de probar sus ideas acerca del género.
Se estrenó en cines y está online. Contacto: [email protected]