Película dirigida por Cameron y
Colin Cairnes (Scare Campaign), quienes además son los responsables del guión.
Se estrenó en cines y VOD dentro de los Estados Unidos a finales de marzo,
mientras que en México hizo lo propio el pasado 1 de agosto; recaudando hasta
la fecha $12.5 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.
Sinopsis:
El 31 de octubre de 1977 Jack
Delroy (David Dastmalchian) conduce su show nocturno “Night Owls”, aunque
desesperado por elevar su nivel de audiencia está dispuesto a ofrecer un
especial de Halloween como ningún otro. Sin embargo, lo que no sabe es que está
a punto de liberar algo maligno en las pantallas de todo Estados Unidos.
Comentarios generales:
Me atrevería a decir que Late
Night with the Devil estaba dentro de los top 5 de películas de terror más
esperadas de 2024 de una cantidad importante de fans y eso la colocaba en una
de esas posiciones incomodas en las que las grandes expectativas eran su mayor
enemigo. Algo que ciertamente se podía entender gracias a que lucía como una
propuesta fresca con muchísimo potencial y que afortunadamente no decepciona, incluso
teniendo cosas que pueden no resultar tan convincentes.
Y es que lo traído por los
hermanos Cairnes es un found footage que se sale por completo de lo que estamos
acostumbrados a ver con este subgénero al presentarnos una historia que no
recurre a la vista en primera persona y sabe perfectamente como transportar al
espectador a los años 70s por medio de una impecable ambientación que no se
oculta bajo escenarios llenos de oscuridad.
Teniendo como eje principal a un
personaje ambiguo como Jack Delroy, cuya historia de vida desde un inicio
planta de manera inteligente mucha información para que las sensaciones con
respecto al show siempre sean un tanto incomodas y por lo mismo cada momento
“cómico” cuente con cierta oscuridad detrás, logrando así que se tenga
desconfianza en nuestro protagonista. Quien a pesar de esto también puede caer
bien por la forma en la que se desempeña como conductor y eso termina ayudando
a que desde el primer acto el ritmo sea agradable mientras se nos presentan
segmentos cuya función es más que nada mostrar algo de la inocencia en este
tipo de programas por aquella época antes de que inicie el caos.
Y es que una vez que aparece
Lilly el tono cambia por completo al volverse uno mucho más oscuro, ya que su mera
presencia (o más bien, su mirada) hacen que cada situación incremente la
sensación de incomodidad; especialmente cuando el demonio entra en juego. Esto
porque sus interacciones con el propio Jack siempre guardan algún tipo de
misterio que gracias a lo peculiar de ambos personajes nunca se puede descifrar
por completo y más cuando durante el segundo acto hay un personaje (Carmichael
Haig) que en todo momento se interpone para que existan dudas convincentes
sobre si lo que ocurre en verdad es algún tipo de fenómeno inexplicable o si
solo se trata de otro truco más para que varios de los involucrados puedan
sacar ventaja profesional a expensas de la niña, lo cual hace que se sienta una
tensión increíble durante el desarrollo del show.
Hasta este punto todo es impecable
y de una nota altísima, pero es con la parte final donde las cosas toman un
rumbo no tan satisfactorio. Acelerando totalmente el ritmo, optando por unos
efectos visuales que chocan con la estética general y, sobre todo, dejando un
desenlace que puede resultar muy extraño porque apuesta a la interpretación que
el propio espectador le pueda dar basándose en la información mostrada en la introducción,
sin que se llegue algo realmente convincente.
Con respecto a las actuaciones
hay que decir que David Dastmalchian está increíble, es probablemente la mejor
actuación de su carrera al darle vida a un presentador carismático que al mismo
tiempo guarda un lado más oscuro e incomodo impulsado por sus meras ambiciones
personales. Además es bien complementado por secundarios geniales como Ian Bliss
(Carmichael Haig), Rhys Auteri (Gus) y la perturbadora Ingrid Torelli (Lilly).
En cuanto a producción también
tenemos una factura de gran nivel, salvo por un aspecto que puede ser polémico:
el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte fenomenal, el score
es sólido, el trabajo de sonido limpio y la labor de maquillaje es efectiva. Sin
embargo, es obvio que los efectos durante la parte final, ya fueran intencionales
o no, se ven de baja calidad y desentonan por completo.
Opinión final: Late Night with
the Devil me gustó. Una propuesta fresca que por ciertas decisiones en su parte
final no llega a lo más alto, pero que vale bastante la pena.
Ojometro:
****