Se trata de un film torpe y previsible que la productora de Jason Blum relanzó a través de Smile (2022), que tuvo más éxito y ya cuenta con una secuela.
Por Nicolás Bianchi
A veces un paso en falso sirve para enderezar la puntería y encontrar un mejor camino. Esto es lo que hizo Blumhouse con Truth or dare, dirigida por Jeff Wadlow. La película no sale de lo genérico y recorre varios clichés del cine de terror sin ninguna gracia. Al mismo tiempo, las actuaciones son de muy baja calidad.
Todo gira en torno a un grupo de jóvenes universitarios que pasa unas vacaciones cortas en México. Allí, deciden iniciar un juego de truth or dare (verdad o desafío), que se suele hacer con intenciones de cachondeo. Las típicas prendas de quitarse la ropa o besar a alguien son llevadas a otro nivel por un demonio que es despertado por accidente en un sótano en el que estos jóvenes no deberían haber ingresado.
Básicamente, este grupo liderado por Olivia (Lucy Hale) y Lucas (Tyler Posey) se encuentra con que, de repente, una maldición los persigue. Cada cierto tiempo a todos los integrantes (en principio son 6 o 7) les toca jugar. Este demonio es muy poderoso y conoce todos los secretos de los personajes, por lo que cada vez que les hace una pregunta los lleva a un conflicto con un amigo o una pareja (ex o actual).
Con los desafíos todo es mucho peor. Estos implican severos riesgos de morir para los participantes o para terceros. Lo mismo sucede sino se juega o no se cumple con la prenda. Lo que se rescata de este film en Smile es este concepto de la maldición que pasa de persona en persona, al igual que en otros films recientes como It follows (2014). Además, la expresión, dominada por una sonrisa siniestra, que invade a los personajes es la misma que se usa en la ahora exitosa franquicia.
Más allá de estos detalles, Truth or dare no tiene mayor valor. Sus giros y propuestas visuales y narrativas son sumamente ordinarias. Es una película prácticamente amateur realizada por un estudio profesional. Sus productores lograron salvar algunas ideas para realizar algo mejor.
Por último, una de las claves de las fallas de este film es lo poco que importan los personajes. Son todos demasiado superficialmente lindos, muy poco interesantes y genéricos. Nada los distingue ni invita al espectador a querer que el demonio en cuestión no acabe con ellos.
Está en Max. Contacto: [email protected]